Hacia el 3000 a.C las ciudades fundacionales sumerias como Ur y Uruk llegan al fin de su esplendor. Ya en el 3300 a.C, Egipto estaba dividido en dos reinos, conocidos como Alto Egipto y Bajo Egipto. La frontera entre ambos se situaba en la actual zona de El Cairo, al sur del delta del Nilo. Allí fundó Menfis el primer rey de Egipto, Menes. La historia de Egipto, como Estado unificado, comienza alrededor del 3050 a.C con Menes (Narmer), que unificó el Alto y el Bajo Egipto siendo su primer rey. Menfis fue la capital histórica de Egipto durante siglos, el más importante centro del país, por esto, tradicionalmente se la ha llamado ‘Balanza de las Dos Tierras’ (Alto y Bajo Egipto). La ubicación elegida dista de la frontera sur del Alto Egipto 666.000 metros. Esta frontera se materializaba en Filae. Filae es mencionado por numerosos escritores antiguos y era, como indica el nombre en plural, la denominación de dos pequeñas islas justo encima de la Primera Catarata, cerca de Asuán. El antiguo nombre egipcio de la isla más pequeña significaba "límite". A lo largo de este recorrido veremos numerosos límites geográficos de países de todo el mundo situados de esta forma numerológica, conectados a su capital. Estos límites geográficos suelen ser fronteras naturales, como es el caso de la primera catarata del Nilo por lo que en este hecho encontraremos una de las claves de esta forma de ordenar la geografía. Como frontera sur, los faraones de Egipto mantuvieron allí una fuerte guarnición. La isla más pequeña era la más interesante de las dos, se decía que Filae era uno de los lugares de enterramiento de Osiris y era motivo de peregrinación. Entre los templos de Filae o Philae, el de Isis tiene especial valor al tratarse del último templo dedicado a los antiguos dioses egipcios que permaneció en activo y donde se encuentra la última inscripción jeroglífica de la historia. En el siglo XIX, William John Bankes llevó a Inglaterra el obelisco de Filae, cuando se compararon sus jeroglíficos egipcios con los de la piedra de Rosetta, estos arrojaron gran luz sobre el alfabeto consonántico egipcio. Como pasará con muchos lugares a lo largo de esta exposición, Philae actualmente está sumergida por las aguas del embalse Nasser y sus templos se reubicaron en una isla cercana. La cronología retomará este particular en un capítulo posterior.
Cuando las ciudades fundacionales sumerias llegan al fin de su esplendor hacia el 3000 a.C, las tumbas que se están construyendo en Egipto son cámaras subterráneas cubiertas por una estructura de adobe en forma de pirámide truncada llamada mastaba. Aunque se siguieron construyendo para personas importantes durante más de mil años, es en el siglo XXVII a.C cuando Imhotep, sumo sacerdote de Heliópolis y considerado el primer arquitecto conocido en la historia, construye la primera pirámide escalonada superponiendo mastabas una encima de otra, haciendo más pequeñas sus bases en cada nivel. Con la pirámide de Zoser (o pirámide escalonada), Imhotep dejó atrás el adobe y construyó el primer monumento erigido en el antiguo Egipto utilizando piedra tallada. Imhotep significa ‘el que viene en paz’ y era el chaty del faraón, el funcionario de más alto rango y antes de él, nadie había tenido su nombre inscrito al lado del de un faraón. Durante siglos, los egipcios consideraron a Imhotep como el dios de la medicina y la sabiduría y se le representa sentado, como a los escribas, con un papiro desplegado sobre sus rodillas, tocado con un casquete. La Historia de la civilización humana se encuentra plagada de elementos como Imhotep (el que viene en paz), contactos pacíficos entre culturas que han supuesto un gran avance en diferentes campos y que, con el paso de los siglos, esos avances o logros se personifican en alguien casi mitológico.
En el siglo XXVI a.C, con la llegada de la dinastía IV de Egipto, se produjo una importante evolución de estas estructuras piramidales, la Pirámide Acodada fue el primer intento de construir una pirámide de lados lisos, pero resultó ser una construcción infructuosa. Al darse cuenta de sus errores, Sneferu ordenó la construcción de una segunda pirámide, la Pirámide Roja, a 6.600 pies de la pirámide Acodada. Una vez terminada, la pirámide se consideró un éxito, ya que era la primera pirámide completamente construida de lados lisos. Poco después de la muerte del rey Sneferu, su hijo Keops erigió una tercera pirámide a 66.000 pies de la pirámide Roja, es la que hoy conocemos como Gran Pirámide de Guiza.
Kefrén fue el cuarto faraón de la dinastía IV de Egipto, reinó desde 2547 a 2521 a.C y según Heródoto mandó erigir la segunda pirámide de la meseta de Guiza. Kefrén dio especial importancia a la diorita con la que mandó realizar numerosas esculturas en el complejo funerario de Giza, ésta diorita se extraía de Nubia (actual Sudán) que en los momentos en que estamos situados es una especie de virreinato de Egipto, que ya había sido saqueada por Sneferu mucho tiempo atrás aunque con una población difícil de subyugar. Su centro de poder se encontraba en Kerma. El lugar elegido para construir una fortaleza por los faraones para defender su frontera meridional y cargar la diorita necesaria para sus obras se encuentra actualmente bajo las aguas del embalse Nasser, se llama Buhen y su ubicación se encuentra fácilmente por coordenadas (21°55′00″N 31°17′00″E), dista 666 millas del punto más septentrional de Egipto en Baltim. Es durante la dinastía XII del Imperio Medio, cuando Buhen toma su aspecto definitivo, uno de los complejos más extensos y el mejor ejemplo de fortalezas construidas por los antiguos egipcios que nos ha llegado, con su doble muralla almenada y sus fosos que le daban el aspecto de una auténtica ciudad amurallada. Posteriormente, durante un tiempo, Buhen se convirtió en capital de un reino de un príncipe local de nombre Nedyeh que consiguió liberarse de la tutela egipcia y fundar su propio reino que se extendería desde Asuán hasta la segunda catarata y concibió Buhen como su capital. Esta línea entre Buhen y Baltim pasa por las pirámides de Giza. Posteriormente veremos otro importante alineamiento con Baltim, el punto más septentrional de Egipto y a lo largo de esta cronología serán muchos los alineamientos mostrados con los lugares extremos de la geografía física.
El penúltimo faraón de la dinastía IV de Egipto, gobernó de 2486 a 2479 a.C, se llamaba Shepseskaf y su tumba es una mastaba al sur de Saqqara, la necrópolis de Menfis. En ese momento Heliópolis era una de las ciudades más importantes del Antiguo Egipto, su nombre en griego significa “ciudad del Sol", ya que la ciudad era la sede principal del culto al dios solar Ra pero para los egipcios, su nombre era lunu, que significa pilar. El hecho de que Shepseskaf rompiera la costumbre de erigir pirámides y decidiera construir una mastaba como tumba, hace sospechar a los historiadores que Shepseskaf mantuvo algún tipo de disputa con el clero dominante, cuyo centro espiritual estaba en la ciudad de Heliópolis, al separarse de él y decantarse por el culto a Ptah, "Señor de la magia", "Maestro constructor", inventor de la albañilería, patrón de los arquitectos y artesanos, cuyo centro espiritual estaba en la ciudad de Menfis. Según la cosmogonía menfita Ptah creó a los dioses, que son atribuciones y modos de su creador, estableció las regiones (nomos), edificó las ciudades, asignó a cada dios su lugar de culto, edificó sus templos y determinó las ofrendas que debían recibir. La mastaba de Shepseskaf se encuentra a 33.300 metros del centro de Heliópolis.
El reinado parece haber terminado de forma convulsa, dando así fin a la época de más esplendor del Imperio Antiguo y este faraón sería considerado maldito por los egipcios de épocas posteriores. Egipto se dividió de nuevo en Alto y Bajo Egipto. En este periodo, la ciudad de Nen-nesu, que ya existía al menos desde la primera dinastía de Egipto, alcanzó su apogeo de poder tras la división de Egipto, siendo la capital del Bajo Egipto. Nen-nesu ejerció un control tan grande sobre el Bajo Egipto durante este tiempo que los egiptólogos y arqueólogos egipcios a veces se refieren al período entre las dinastías IX y X (2160-2025 a. C) como el período heracleopolitano, y es que la ciudad de Nen-nesu, para los griegos y por lo tanto para el mundo occidental, se llama Heracleópolis Magna. Los griegos eligieron este nombre porque esta ciudad era el centro de adoración del dios egipcio Heryshaf, llamado Hershef en griego, a quien asociaron con Heracles. Las ruinas de esta ciudad se encuentran a 333 millas náuticas de Tiro, ciudad consagrada al dios fenicio Melkart (el Heracles griego, el Baal de los acadios y babilonios), lo que nos introduce en el apartado dedicado a Canaán, posteriormente, en el apartado dedicado a Creta y Micenas, veremos que Heracleópolis Magna también está conectada al origen de Heracles, en Grecia. Llegados a ese punto, será importante volver a situarse en este contexto que se da entre Egipto y el territorio de lo que hoy es Líbano, en este momento de la cronología en el que estamos ahora.
Antes de pasar al siguiente apartado veamos que uno de los primeros centros urbanos de este período dinástico temprano del que se está hablando es el asentamiento amurallado de Nekheb (actual El Kab), a 66 millas náuticas de Philae. Posteriormente (intentando seguir un órden cronológico) se mostrarán alineamientos que se dan en este lugar en el que están enterrados nobles de la importante dinastía XVIII del Imperio Nuevo de Egipto así como el resto de lugares que han conformado la civilización egipcia.
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