A finales del siglo III, el emperador romano Diocleciano instituyó el régimen de gobierno conocido como tetrarquía, consistente en la división del Imperio en dos partes, gobernadas por dos emperadores augustos. En el año 286 eligió la ciudad griega de Nicomedia (actual Izmit, Turquía) como capital del Imperio Romano de Oriente y el lugar que eligió dista del centro de Atenas, donde se encuentra la Acrópolis y el Templo de Zeus Olímpico 333,3 millas náuticas. Tras la abdicación pacífica de Diocleciano se abrió un período de guerras civiles que no concluyó hasta el año 324, cuando Constantino I el Grande unificó ambas partes del Imperio. Para enfocarse en Egipto, Constantino trasladó el centro de poder del Imperio a Constantinopla, la actual Estambul, y construyó el Sacrum Palatium o Palacio Imperial, un enorme complejo palacial situado en el extremo sudeste del Cuerno de Oro. Sirvió como residencia principal de los emperadores bizantinos a partir de 330 hasta 1081 y fue el centro de la administración imperial aproximadamente durante 800 años. Constantinopla dista del centro de El Cairo, donde actualmente se encuentra la mezquita de Ibn Tulun (equidistante a la Gran Pirámide y a Heliópolis, vista en un capítulo anterior) 666,6 millas náuticas.
Los orígenes del monacato cristiano se encuentran en Tebas, Egipto, región que pertenecía al Imperio Romano desde hacía casi 400 años. Fue en esa región donde San Antonio Abad y San Pacomio establecieron las primeras comunidades monásticas cristianas en la segunda mitad del siglo III. El panteón romano de la época republicana incorporó muchas divinidades egipcias y orientales y el fenómeno se acentuó en el siglo II d.C coincidiendo con una crisis religiosa que afectó a los dioses tradicionales, en el siglo IV, el cristianismo devino religión oficial del Imperio y se prohibieron el resto de religiones, así los pequeños dioses que acompañan a Baco se fueron transformando en angelillos, los dioses del averno en demonios, los dioses mismos en arcángeles, las diosas en vírgenes.
En el capítulo dedicado al Antiguo Egipto vimos que el templo de Isis, último templo dedicado a los antiguos dioses egipcios que permaneció en activo y donde se encuentra la última inscripción jeroglífica de la historia, estaba situado en el punto extremo sur del Alto Egipto, a 666.000 metros de la capital Menfis. Esto es análogo a varios ejemplos vistos hasta ahora y a otros que saldrán.
En Egipto, se celebraba una procesión con faroles y bengalas, finalizando en la orilla de la playa de Alejandría, internando en sus aguas la figura de Isis, colocada sobre una pequeña embarcación. Esta tradicional procesión marinera egipcia fue observada por los numerosos comerciantes romanos que llegaban al puerto de Alejandría y establecieron numerosos templos en honor a Isis, “Señora del Mar, protectora de los pescadores, mercaderes y navegantes”, y también se asimiló la procesión como se puede ver aún en pueblos costeros de todo el Mediterraneo. Cuando estas procesiones se hacen en la costa de Málaga la embarcación utilizada se llama jábega, de origen fenicio, y en la proa suele lucir un ojo de Horus. La diosa madre de los acadios llamada Ashratum (Astarot para los cananeos) está vinculada con el mar en uno de sus nombres, Athirat, aquella que camina sobre el mar, es decir, la Stella Maris. Entiéndase la relación también entre la palabra inglesa star (estrella) con los nombres Astarté, Ishtar, etc.
Isis se fue convirtiendo poco a poco en la virgen María. María no fue objeto de ninguna devoción particular en los comienzos del cristianismo. El culto mariano se desarrolló a partir del siglo III en Oriente y el siglo V en Occidente, particularmente entre los eclesiásticos, sin afectar aún a las personas que preferían venerar las reliquias de los santos locales. Para muchos especialistas de la Antigüedad, María "madre de Dios" habría heredado pura y simplemente los símbolos y funciones de la diosa Cibeles Mater Magna (Madre de los dioses); María vendría a llenar un espacio dejado vacío por la derrota y exilio de las divinidades femeninas, especialmente Isis y Cibeles. El peligro de una deificación de María, y de una confusión entre María "madre de Dios" y Cibeles madre de los dioses, subyace en la controversia del Concilio de Éfeso entre Nestorio, patriarca de Constantinopla, que hubiera querido que María se llamara "Christotokos", "madre de Cristo", en lugar de Theotokos, "madre de Dios", y Cirilo de Alejandría, partidario de este último nombre.
Pero este sincretismo no es un proceso lineal y localizado en un territorio, las vírgenes cristianas también recibirán atributos de otras diosas como veremos más adelante. Las deidades tienen cualidades, capacidades, características propias, el conjunto de estas deidades conforman la mitología de una civilización. Las particularidades de estos dioses los hace contenedores de valores que definen el carácter de una sociedad, por el mismo motivo siempre han sido moldeados por el Poder para controlar el imaginario de un pueblo, una nación o un imperio. Desde la Dea Mater primigenia a la idea de diosa que se tiene en la actualidad existe un recorrido rastreable.
En Roma existen cuatro basílicas mayores, Constantino mandó edificar tres de las cuatro: la de San Pedro, la de San Pablo Extramuros y la de San Juan de Letrán cuyo nombre oficial es Archibasilica Sanctissimi Salvatoris, y que, como hemos visto anteriormente, es la más antigua y la de rango más alto entre las cuatro basílicas mayores o papales de Roma, y tiene el título honorífico de «Omnium urbis et orbis ecclesiarum mater et caput» (madre y cabeza de todas las iglesias de la ciudad de Roma y de toda la tierra), por ser la verdadera sede episcopal del primado de todos los obispos, el papa. Fueron consagradas por el papa San Silvestre (el papa nº 33) entre el año 324 y el 333, cuando se consagró la basílica de San Pedro. Tres años después muere Arrio y a finales de ese mismo siglo, se había erradicado todo resto de arrianismo en el seno de la jerarquía oficial de la iglesia romana, que era trinitaria. La Iglesia católica posee una disciplina teológica específica, la mariología, para el estudio de la persona, el papel y el significado de la Virgen María y su veneración. Esta disciplina se ha desarrollado a lo largo de siglos mediante los dogmas y doctrinas marianas que tienen la visión central de que la Virgen María es la Madre de Dios, convirtiéndola en la figura más importante del cristianismo y de la salvación después de Jesús de Nazaret y de la Santísima Trinidad. Poco después de haberse afirmado el dogma de la maternidad divina en el Concilio de Éfeso del año 431, el Papa Sixto III ordenó la reconstrucción de una iglesia dedicada a la Virgen de las Nieves que había sido edificada por el papa Liberio sobre un templo de Cibeles, y esta se convirtió en una cuarta basílica mayor, la de Santa María la Mayor, que es la iglesia más grande e importante de las dedicadas en Roma al culto mariano. El dogma de la maternidad divina de María fue el primero de un total de cuatro, la Virginidad perpetua de María es el segundo dogma mariano según el cual María fue virgen antes, durante y después del parto y no tuvo otros hijos. La Inmaculada Concepción de María, conocida también como la Purísima Concepción, es el tercer dogma mariano de la Iglesia católica, fue proclamado por Pío IX en 1854 y sostiene que María, madre de Jesús, a diferencia de todos los demás seres humanos, no fue alcanzada por el pecado original sino que, desde el primer instante de su concepción, estuvo libre de todo pecado. Por eso se celebra el 8 de diciembre, 9 meses antes del día que se celebra el nacimiento de la virgen, el 8 de septiembre. Del mismo modo que, tras el primer dogma mariano, el Papa Sixto III ordenó la reconstrucción de una iglesia dedicada a la Virgen de las Nieves y esta se convirtió en la basílica de Santa María la Mayor, en 1858, casi cuatro años después de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, al pie de los Pirineos, la virgen se le apareció a una niña pastora de 14 años a la cual dijo: "soy la Inmaculada Concepción". La niña, llamada Bernadette Soubirous, explicó también que entre las instrucciones de 'la Virgen' estaban: "Ve a beber del manantial", "Ve a decir a los sacerdotes que construyan una capilla aquí" y "Haz que el pueblo venga aquí en procesión". Tres años después comenzó la construcción del santuario de Lourdes. Este Santuario se encuentra a 666.600 metros del palacio Borbón, sede de la Asamblea Nacional, donde el 4 de mayo de 1848 la Segunda República Francesa había sido proclamada. Napoleón III Bonaparte fue el único presidente de la Segunda República Francesa (1848-1852) y posteriormente fue emperador de los franceses entre 1852 y 1870, siendo el último monarca de Francia y un insigne defensor del tradicionalismo y de la civilización católica. Recuerde que el principal templo de Isis se encontraba a 666.000 metros de la capital, Menfis. El santuario de Lourdes también se encuentra conectado al monte Valérien mediante una distancia de 666.000 metros; el apartado dedicado a Fenicia, Cartago, Grecia y Roma, muestra que el monte Valérien también se encuentra conectado al puerto de Marsella mediante esa misma distancia (666.000 metros) y en el apartado dedicado a las exposiciones universales veremos que tanto Notre Dame de País como el Panteón se encuentran a 3.666 kilómetros del panteón egipcio por excelencia, el Valle de los Reyes. El apartado dedicado a la Galia muestra que el Panteón de París, lugar fundacional de la París romana, dista 6,6 millas del monte Valérien. Recuerde que los romanos registraron el monte Valérien como Nemetodorum, nombre compuesto por la palabra celta "nemeto", que significa "santuario" o "lugar sagrado", y la palabra celta duron; "duro, duradero". Ese lugar es donde según la tradición, la patrona de París Santa Genoveva pastoreaba y de ese lugar convertido después en los pozos milagrosos de Nanterre es de donde extrajo agua milagrosa; es imposible no ver la analogía con la pastora Bernadette Soubirous. En el apartado dedicado a los sincrotrones veremos que la Comisión de la Energía Atómica de Francia junto con el sincrotrón Soleil y varios laboratorios más se ubicaron bajo esta línea. A 330 millas del monte Valérien se encuentra el santuario de Nuestra Señora de La Salette, en el departamento de Isère, al pie de los Alpes franceses. El origen de este santuario, cuya primera piedra se colocó el 25 de mayo de 1852, es la aparición de la virgen a dos jóvenes pastores en el año 1846 y la aprobación por parte del Papa Pío IX de la adoración de la virgen de la Salette. Desde antes de los orígenes del cristianismo en la Galia el Mont Valérien era un lugar de culto y peregrinación. Allí se fundó un Calvario en el siglo XV y se desarrolló bajo Luis XIII: se accedía a él por un camino donde había capillas que materializaban las estaciones del Viacrucis. Los parisinos devotos tenían costumbre de acudir en procesión. Una congregación, los Sacerdotes del Calvario, se estableció allí en 1634, pero a como resultado de graves desórdenes la peregrinación fue prohibida en 1697. La congregación fue dispersada y el lugar resultó saqueado bajo la Revolución Francesa siendo reconstruido bajo la Restauración Borbónica de Francia entre 1814 y 1830. La piedra caliza de Mont Valérien se utilizó para la construcción de la catedral de Notre-Dame de París, el palacio del Louvre y el de Versalles. Aún volverá a surgir el monte Valérien en apartados posteriores. A 166,6 kilómetros del santuario de la Salette se encuentra la catedral de Notre Dame de Puy-en-Velay, lugar que es motivo de peregrinaje desde antes de la época de Carlomagno. Allí hay una virgen negra en el altar y en el ábside una losa de piedra basáltica llamada 'Piedra de las Apariciones', de dos metros de ancho por tres de largo. En el apartado dedicado a las guerras napoleónicas descubriremos un dato muy significativo sobre la estatua de Notre Dame de France situada en lo alto de la colina volcánica que da origen a la población de Le Puy en Velay.
En 1910 hubo una revolución republicana en Portugal que acabó con la monarquía en ese país, la casa de Braganza-Saxe-Coburg y Gotha. Una de las medidas del gobierno provisional fue la separación Iglesia y Estado; el movimiento republicano asociaba a la Iglesia católica con la monarquía y se oponía a su influencia en la sociedad portuguesa. Inmediatamente después de la implantación de la República, el 8 de octubre de 1910, el ministro de Justicia, Afonso Costa reinstaura las leyes del marqués de Pombal contra los jesuitas y las de Joaquim António de Aguiar en relación a las órdenes religiosas, lo que supuso la expulsión de la Compañía de Jesús y de las órdenes religiosas del clero regular y el cierre de conventos. Los bienes y las propiedades de la Iglesia fueron incorporados al Estado. El juramento religioso y otros previstos en los estatutos de la Universidad de Coímbra se abolieron, las matrículas de primer año de la facultad de Teología se anularon, se extinguieron también las plazas de derecho canónico y se suprimió la enseñanza de la doctrina cristiana. Los festivos religiosos pasaron a ser días de trabajo. Asimismo, se prohibió a las fuerzas armadas participar en solemnidades religiosas. Algunos obispos fueron perseguidos, expulsados o suspendidos de sus actividades debido al laicismo. En reacción a varios decretos anticlericales, los obispos portugueses lanzaron una pastoral colectiva defendiendo la doctrina de la Iglesia, pero su lectura fue prohibida por el gobierno.
El culmen del laicismo se produjo con la aprobación, por decreto del gobierno provisional, de la ley de separación Iglesia-Estado del 20 de abril de 1911. El papa Pío X, el 24 de mayo de 1911, publicó la encíclica Iamdudum, en la que calificó la ley portuguesa de «injusticia, opresión, expoliación y burla» pero sin éxito. Afonso Costa previó incluso la erradicación del catolicismo en tres generaciones. La aplicación de la ley comenzó el 1 de julio de 1911 con la creación de una Comisión Central. Debido a la tensión creada entre la Iglesia católica, las relaciones entre Portugal y la Santa Sede estuvieron suspendidas y la curia romana no reconoció a la república hasta el 29 de junio de 1919. Tres años antes, en la primavera y el verano de 1916, tres niños pastores: Lucía dos Santos, de diez años, y sus primos, Jacinta y Francisco Marto, de seis y nueve años respectivamente habían experimentado, en tres ocasiones distintas una presencia angelical mientras pastoreaban sus ovejas. Este Ángel de Portugal, o Ángel de la Paz, tal como ellos lo llamaron, les había enseñado a rezar y en su narración, los niños lo consideraron como una preparación para las visitas de la Virgen María que iban a tener lugar posteriormente, entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917. El domingo 13 de mayo de 1917, los tres niños fueron a pastorear sus ovejas como de costumbre, a un lugar conocido como Cova da Iria, cerca de su pueblo natal de Fátima. Lucía describió haber visto, sobre una encina, a una mujer «más brillante que el sol», vestida de blanco, con un manto con bordes dorados y con un rosario en las manos, que les pidió que volvieran el mismo día y a la misma hora durante cinco meses consecutivos. Asombrados, corrieron de regreso a su pueblo y lo anunciaron a todos. En posteriores retornos, los niños fueron seguidos por miles de personas que se concentraban en el lugar. Entre las recomendaciones, según los testimonios de los niños, la Virgen hizo hincapié en la importancia del rezo del Santo Rosario y también habría pedido la construcción de una capilla en el lugar, capilla que fue el germen del actual santuario de Fátima. Este santuario que es motivo de peregrinación masiva, se encuentra a 66.600 metros del monasterio de Santa Clara la Vieja de Coímbra y como hemos visto, esa misma distancia es la que hay desde Santa Clara la Vieja hasta el castillo templario de Tomar, sede de la orden del Temple en Portugal e importante centro del poder real. También hemos visto anteriormente que desde el Portus Cale (origen de Portugal) hasta el punto más alto de Portugal la distancia es de 66,6 millas náuticas, este lugar es la cima de la Serra da Estrela, donde se encuentra tallada en la roca, la virgen de Boa Estrela y que también se encuentra a 66 millas del castillo de Tomar.
Identifiquemos aquí de nuevo las pautas de desarrollo de esta red de alineamientos; volvemos a tener un centro de poder medieval (Coímbra) conectado al origen del reino (Oporto) que a su vez está situado alineado numerológicamente con el punto de mayor altitud del país (virgen de Boa Estrela), también una fortaleza templaria (castillo de Tomar) conectada al punto de mayor altitud y al centro de poder medieval (Coímbra), y siglos más tarde, una nueva virgen (Fátima) conectada también a Coímbra. Pero volvamos atrás de nuevo. Lisboa estuvo en manos de los musulmanes durante cuatro siglos hasta que en el año 1147 Alfonso I la conquistó con ayuda de caballeros cruzados, en su mayoría ingleses y normandos. Tomó oficialmente la ciudad el 1 de noviembre de ese año, en una ceremonia religiosa en la que mandó transformar la gran mezquita de siete cúpulas, en lo que se convertiría en la actual catedral de Lisboa. La Catedral de Lisboa, consagrada a la virgen María, se encuentra a 33.000 metros del punto extremo de la península ibérica, el cabo da Roca; esto es algo que vimos en el capítulo dedicado a Fenicia ya que en Lisboa se han encontrado restos arqueológicos que atestiguan un pasado fenicio aunque actualmente se desconoce a quién pertenece la fundación de la ciudad. El monasterio de Santa Clara la Vieja fue creado a finales del siglo XIII por Santa Isabel de Portugal, esposa del rey Dionisio I de Portugal. La reina santa Isabel era miembro de la casa de Aragón, su abuelo Jaime I, quien durante su infancia estuvo bajo la tutela de los caballeros templarios, era el heredero de dos importantes linajes: la Casa de Aragón y el de los emperadores de Bizancio. Isabel de Portugal está enterrada en el monasterio de Santa Clara la Nueva, justo al lado de Santa Clara la Vieja, su abuelo Jaime I, está enterrado en el monasterio de Poblet del cual se expondrán importantes alineamientos posteriormente. Pero quiero señalar uno de gran importancia para el estudio de los alineamientos relacionados con la virgen. Pedro IV de Aragón, quien reinó hasta 1387, mandó construir el panteón real de la Casa de Aragón en el monasterio de Poblet. Entre 1390 y 1401, apareció en Tenerife, una imagen de la Virgen de Candelaria que actualmente es la patrona de Canarias y su santuario es la Basílica de Nuestra Señora de Candelaria que se encuentra a 1.333 millas del monasterio de Poblet y también a 1.330 kilómetros de la catedral de Lisboa, lugar en el que en 1345, Alfonso IV de Portugal había mandado construir un panteón real. Veamos, por lo tanto, el origen de la virgen de la Candelaria.
El mes en el que despierta la fertilidad en la Naturaleza es febrero, por eso los romanos celebraban la Lupercalia. En la calenda de febrero (el primer día de febrero) la diosa Juno (todas las calendas del año se consagraban a Juno) ataviada con cuernos de cabra, escudo y lanza, recibía de manos de las vírgenes panes de centeno y dos semanas después, los jóvenes (los luperci), vestidos sólo con pieles de cabra, bailaban y azotaban con palos la tierra y la vegetación, en medio de desfiles de antorchas, rituales por los que aseguraban la fertilización de la naturaleza. El nombre de la fiesta Lupercalia se debe a la fundación de Roma, cuya leyenda cuenta que Rómulo y Remo fueron amamantados por una loba. El pueblo celta, que es el hilo conductor de este capítulo, también rendía culto a la fertilidad, y por supuesto también lo hacía en febrero, que es el momento en el que las semillas germinan en el interior de la tierra y las ovejas están ya en condiciones para la lactancia de los futuros corderos. O sea, el mes en el que despierta la fertilidad en la Naturaleza, preparándose para su explosión en la primavera, y esto es posible gracias a que el sol comienza de nuevo a recuperar su fuerza, los días se van haciendo más largos, por eso este misterio se simbolizaba con una antorcha encendida, como una llamada al sol para que después del período invernal, calentara con fuerza la tierra. En Irlanda, esta fertilidad de la naturaleza estaba representada por la diosa del fuego Brigit y su celebración, cuyo nombre es Imbolc, ocurría el 1 de febrero. Con la llegada del cristianismo al poder, el papa Gelasio I prohibió y condenó, en el año 494, la celebración pagana de las lupercales. Quiso cristianizar esta festividad, y la sustituyó por la fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo y la Purificación de María (Candelaria), que se celebraría el 2 de febrero, con la procesión de las candelas.
Como se ha visto anteriormente, en Irlanda, a mediados del siglo VI surge un claro ejemplo de sincretismo entre la diosa celta Brigit y Santa Brígida de Kildare, patrona de Irlanda (junto a San Patricio). Se cuenta de Santa Brígida que podía ordeñar a la misma vaca cuantas veces lo necesitara para dar de comer a los hambrientos, y nunca se agotaba la leche de las ubres del animal (de nuevo la leche, como la loba que amamanta a Rómulo y Remo o la 'Lactatio Bernardi' vista en el apartado anterior). Se la representa con una vaca a sus pies y llamas de fuego sobre su cabeza, además de una lámpara o una vela. Las reliquias de Santa Brígida fueron profanadas y destruidas durante el mandato de Lord Grey, excepto la cabeza de Brígida que fue salvada por algunos de los clérigos que la llevaron al monasterio franciscano de Neustadt, en Austria. En 1587 fue regalada a la iglesia de la Compañía de Jesús en Lisboa (Igreja de São Roque) por el emperador Rodolfo II, donde todavía se venera una parte frontal de su cráneo. Sin embargo, la parte occipital del cráneo llegó a Portugal en el siglo XIII, conservada en la Igreja São João Batista, en el Lumiar (cerca del aeropuerto de Lisboa), donde se venera el 2 febrero, día de la Candelaria. Según la tradición local, la cabeza de Santa Brígida habría sido llevada al rey Dionisio I de Portugal en 1283 por tres caballeros irlandeses que viajaban a la 'cruzada aragonesa'. Una inscripción conmemorativa en la fachada norte de la iglesia dice: "Aquí, en estas tres tumbas, yacen los tres caballeros irlandeses que trajeron la cabeza de Santa Brígida, Virgen, natural de Irlanda, cuya reliquia se conserva en esta capilla, en memoria de lo cual, los oficiales del Altar del mismo Santo lo hicieron en enero de 1283 d.C". De hecho, recién a mediados del siglo XVI esta iglesia asume la advocación de Santa Brígida, cuando se construye una nueva capilla lateral dedicada a ella.
A finales del siglo XIII, el rey Dionisio I de Portugal construyó, en la catedral de Lisboa, un convento gótico y su sucesor, Alfonso IV (único hijo legítimo del rey Dionisio I y de Santa Isabel), convirtió la capilla principal en panteón real para sí y su familia. Este panteón y la catedral, además de estar ubicados a 33 kilómetros del punto extremo occidental de la península ibérica (el cabo da Roca) sobre el cual se hablará en varias ocasiones a lo largo de la exposición porque los reyes españoles también se conectaron a él, se encuentran a 1.330 kilómetros del santuario de la Candelaria de Tenerife. Recuerde la clara analogía con el monasterio de Poblet. Pero ha de tenerse en cuenta también que el lugar que ocupa la catedral de Lisboa ha sido lugar sagrado desde antes del cristianismo.
Casi todo el siglo XIV estuvo marcado por el 'papado de Avignon'; la muerte del Papa Bonifacio VIII permitió al rey de Francia Felipe IV, hacer elegir a papas franceses (Benedicto XI en 1303 y Clemente V en 1305). El rey encontró en el papa Clemente V a una personalidad maleable así que, entre otras cosas, le pidió la supresión de la Orden del Temple en 1307 con la que tenía una enorme deuda. Tras un juicio de siete años, el 13 de octubre de 1307, los templarios fueron llevados a prisión, por orden del rey Felipe, después de haberlos torturado para que admitieran su herejía. El gran maestre de la orden, Jacques de Molay, pereció en la hoguera en París en el año 1314. Dionisio I, por el contrario, firmó un acuerdo con el papa y juró proteger los intereses de la iglesia en Portugal. Por eso, garantizó el asilo de los caballeros templarios perseguidos en Francia y creó la Orden de Cristo (cuya sede es aún el castillo de Tomar), designada a ser la continuación de la Orden del Temple en Portugal. Dionisio I de Portugal fundó en 1312 la marina portuguesa, que jugó un papel clave durante los grandes viajes de la Era de los Descubrimientos en los siglos XV y XVI. El resultado de estos descubrimientos técnicos y científicos, y que seguramente eran, a su vez, el resultado del acuerdo firmado con el Papa, llevó a Portugal a desarrollar barcos avanzados, incluyendo la carabela y el galeón oceánico, y a encontrar la ruta marítima hacia el este. En el puerto de Lisboa se alza la Torre de Belem, desde donde partían estas expediciones; además de encontrarse a 66 millas náuticas de Tomar también se encuentra a 1.666,6 kilómetros de la Colina de Tara, en Irlanda. Una de las primeras expediciones de Portugal en las islas Canarias fue en 1341 y estaba dirigida por el normando Jean de Bethencourt, que partió desde el puerto templario de La Rochelle.
Como se ha dicho anteriormente, no fue hasta el comienzo del siglo XV cuando apareció en Tenerife, una imagen de la Virgen de Candelaria que actualmente es la patrona de Canarias y la Corona de Castilla no conquistó definitivamente Tenerife hasta finales del siglo XV. Según la tradición, los guanches veneraban una imagen de la virgen de la Candelaria que unos pastores habían encontrado casi un siglo antes de la conquista castellana de Tenerife y su santuario era una cueva que también era utilizada como lugar para el ordeño del ganado (de nuevo los pastores y la leche) cuyo nombre es Achbinico. La cueva de Achbinico se convirtió en lugar de culto de la imagen, llegando gente de toda la isla para venerarla periódicamente. Según el historiador Juan Núñez de la Peña, el 2 de febrero de 1497, ya conquistada la isla por los castellanos, el nuevo gobernador Alonso Fernández de Lugo celebró en esta cueva la primera fiesta de las Candelas o de la Purificación de la Virgen, siendo sacada la imagen en procesión por los reyes guanches vencidos.
La virgen de la Candelaria es una de las vírgenes negras, como la de Montserrat o como la virgen de Chartres. En Francia, la iglesia de Saint-Denis, que conocimos anteriormente, es el lugar de entierro de San Dionisio, patrón de París y apóstol de las galias, el edificio fue reconstruido y consagrado en junio de 1144, en presencia de los personajes más poderosos de Francia. Casi todos los reyes desde el siglo X al XVIII están enterrados allí, así como muchos de los siglos anteriores. No se usó para las coronaciones de reyes porque esa función estaba reservada para la Catedral de Reims, sin embargo, muchas reinas francesas fueron coronadas en este templo. Las novedosas técnicas arquitectónicas empleadas en la construcción de Saint Denis marcaron el cambio del románico al gótico. Sesenta años más tarde, en 1204, exactamente a 33.000 metros de allí se fundó una abadía dedicada a la virgen en Port-Royal des Champs, el nombre se debe al apoyo que la abadía recibió de reyes de Francia como Luís IX, debido a que estuvo vinculada al poder real desde sus inicios. Pero en realidad, el nombre original del lugar (Porrois) proviene del francés antiguo y significa ‘agujero lleno de matorrales’. Esto se pudo comprobar años más tarde debido a una epidemia de malaria vinculada a la naturaleza pantanosa del sitio que sería la primera de muchas. Aunque el lugar no era el adecuado para construir una abadía, por algún motivo debía ser justo ahí. En junio de 1194, exactamente cincuenta años más tarde del incendio de Saint Denis y tan sólo diez años antes de la fundación de Port-Royal, se incendió la catedral románica de Chartres. La ciudad de Chartres ya era un centro de culto mariano y peregrinaje desde tiempo atrás, debido a la presencia en su catedral de la llamada Sancta Camisia, una reliquia traída desde Tierra Santa y cedida a la catedral por Carlos el Calvo en 876, y que supuestamente es una prenda de la Virgen María. Por este motivo, gozaba de un próspero comercio centrado en las ferias que se celebraban en las cuatro grandes festividades marianas del año: la Purificación (2 de febrero), la Anunciación (25 de marzo), la Asunción (15 de agosto) y la Navidad (25 de diciembre). El edificio custodiaba la reliquia considerada el velo de la Virgen María, cuando se pudo apagar el incendio el velo permaneció intacto, siendo celebrado por los vecinos como un acto milagroso. Se decidió entonces construir una catedral nueva siguiendo el estilo marcado por Saint Denis. Para el año 1225, el trabajo principal de la construcción estaba realizado; el hecho de empezar la obra inmediatamente después de limpiar el incendio (1194) y dejarla casi acabada en treinta años evidencia que ya había una planificación previa al incendio. Al menos, cinco catedrales han estado en el lugar que ocupa hoy la catedral de Chartres, cada una de ellas reemplazando a la anterior al ser dañada por la guerra o el fuego, la actual se construye principalmente como un templo a la Virgen María y es la nave más alta de las logradas hasta entonces en la arquitectura gótica en Occidente. Si se continúa la línea de 33.000 metros entre Saint Denis y la abadía de Port-Royal des Champs ésta llegará a la catedral de Chartres alineando los tres lugares.
La consagración de Chartres tardó casi 4 décadas y a ella asistió Luís IX, cuyo escudo de armas estaba pintado sobre la entrada del ábside, el mismo rey que había contribuido al desarrollo de la abadía de Port-Royal se encontraba en ese momento alineado con Port-Royal y Saint Denis.
En 1594, en la coronación de Enrique IV, el primer Borbón en el trono de Francia, se rompió la tradición de coronar al rey en Reims y se hizo por primera vez en la catedral de Chartres. Siete años más tarde, del matrimonio entre Enrique IV y María de Medici nació Luís XIII, a quien se le atribuye la elección de la ubicación del actual Palacio de Versalles ya que él fue quien construyó la primera casa en el lugar. El sitio elegido se encuentra bajo la línea entre Saint Denis, la abadía Port-Royal y la catedral de Chartres, además se encuentra exactamente a 33 millas náuticas de esta. Por lo tanto, Luís XIII eligió un lugar que se encuentra alineado entre Saint Denis, Port-Royal y Chartres y que además está a una distancia numerológica de esta. Esa misma forma de ubicar fue la que llevó a fundar Port-Royal de forma que estuviera a 33 kilómetros de Saint Denis. Pero además, si se mide desde el palacio de Versalles hasta Port-Royal resultará una distancia de 33.300 pies.
¿Para qué emplear tanto esfuerzo y medios en calcular las ubicaciones de este modo? La élite de todos los tiempos ha dado máxima importancia a esta técnica, sin embargo no se encuentra literatura alguna al respecto aunque, como veremos seguidamente, en la actualidad se hacen obras que evidencian el conocimiento de estos alineamientos numerológicos. ‘Le temple et les templettes’ es una obra arquitectónica de Ricardo Bofill que se realizó en los años 90 conocida popularmente como ‘El Versalles del Pueblo’. Esta línea que se ha estado describiendo entre Saint Denis y Chartres pasa por la entrada a este lugar de la misma forma que lo hace por el palacio de Versalles, además desde una construcción a la otra hay 6.660 metros.
Pero Chartres ya era un importante lugar de culto antes del cristianismo, como se dijo en el apartado dedicado a la Galia, Chartres era un centro sagrado de los carnutes. Allí se encontraba uno de los pozos sagrados celtas, tras la galería curva que da servicio a las capillas absidales de la cripta, se abre una hornacina en el muro izquierdo, que alberga la boca de un pozo. Se alimenta del manto freático que discurre bajo la catedral suministrando agua al oppidum y llega hasta las corrientes que se unen al Eure. En la Edad Media, la cripta que alberga la imagen de la virgen y el pozo eran el lugar de reunión de los peregrinos, posteriormente el pozo se llenó y se ocultó su ubicación: el clero de Chartres consideró molestas las supersticiones vinculadas al pozo y la cripta en el contexto druídico y construyó un grueso muro que oculta ambos. La ubicación elegida para el Palacio de Versalles será de gran importancia en esta red de alineamientos, y por lo tanto, para la geografía política mundial, como veremos en varios apartados posteriores.
Esta segunda parte que acaba aquí evidencia que antes de la llegada de los celtas a las islas británicas, existió una tradición megalítica que ubicó importantes construcciones respecto a los puntos extremos. Esta es una pauta de comportamiento, un patrón que se repite, ya que han sido mostrados ejemplos análogos en muchos de los apartados anteriores. Lo seguiremos viendo a lo largo de la exposición. Se hace difícil saber el momento histórico en que el lugar que ocupa una ciudad o un centro sagrado cobra importancia por primera vez, los acontecimientos asociados a estos lugares siempre son producto de la propaganda de la época, al menos mientras ha existido la civilización. Pero el análisis de estos alineamientos en conjunto pueden suponer una herramienta más para saberlo. A través de los apartados dedicados a los pueblos prerromanos (celtas, celtas insulares, íberos, celtíberos, etc…) Se comprueba que sus centros de poder, lo que hoy llamaríamos capitales, se encuentran conectadas de este mismo modo numerológico, de hecho muchas de ellas son hoy en día capitales departamentales o provinciales, comarcales, dependiendo del país en el que se encuentren. En ocasiones, estas ciudades se encuentran alineadas entre ellas y también con los puntos extremos de la orografía. Con la llegada del cristianismo a Europa y la construcción de monasterios, catedrales, etc, que luego se convertirán en ciudades, se observa un interés en conectarlas a lugares de la prehistoria como los monumentos megalíticos, sin embargo, como he dicho antes, es difícil asegurar a ciencia cierta que no hubiera antes un centro sagrado de una cultura anterior y por lo tanto, el alineamiento mostrado haya que interpretarlo de otra forma. Esto se observa claramente siglos después de la entrada del cristianismo a Europa, cuando se están formando los condados que posteriormente se convertirán en pequeños reinos, como los de la Marca Hispánica o los del resto de Europa. Todos tienen asociados lugares milagrosos que al mismo tiempo tiene particularidades geológicas y que además se encuentran alineados, a veces entre ellos, a veces a un punto extremo, a veces ambas. De esos lugares, que durante una parte de la historia estarán asociados a órdenes como templarios y otros grupos no muy bien comprendidos en la edad contemporánea, surgen los muchos peregrinajes existentes. Una vez más, si el fenómeno de los alineamientos numerológicos se pone en contraste, en este caso con la evolución histórica del peregrinaje a lo largo de la geografía mundial vuelve a salir el mismo orden. Conforme nos acercamos a la modernidad, en Europa aparecen distintas vírgenes con una gran carga simbólica, si se observan en conjunto. Ha llegado el momento de colonizar otro continente y extraer de la madre Tierra lo necesario para una revolución industrial. Con paciencia avanzaremos en el estudio de la metodología empleada en estos alineamientos a la hora de colonizar un nuevo mundo; no es la primera vez porque ya vimos, en la primera parte, las colonizaciones fenicias, griegas, romanas… Como veremos en la siguiente parte, la tercera, este simbolismo tiene sus correspondencias por todo el planeta, haremos por lo tanto un recorrido por los principales lugares de peregrinaje y veremos que lo que esta cronología expone, aunque lo hace desde una perspectiva occidental, se encuentra por todo el mundo. Estos apartados darán unas muestras de ello, de modo que cuando la exposición llegue a las últimas partes, cuando se acerque al mundo globalizado que vivimos hoy, el lector habrá acumulado suficientes analogías a lo largo de los muchos ejemplos.
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