En un apartado anterior vimos que la familia de Abraham emigró desde Ur hasta Harran.
Según relata el Génesis capítulo 12, cuando Abraham tenía 75 años, Dios le ordenó ir «al país que yo te indicaré», de manera que Abraham emigró desde Harran, con Sara y Lot, sus seguidores y sus rebaños, viajando hasta Canaán. Genéticamente, los judíos tienen conexiones con el pueblo kurdo y otros grupos del norte de Irak, sugiriendo ésta como el área de la cual la mayoría de sus antepasados vinieron originalmente.
Según Génesis 12, 6: "y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, donde está la encina de More. El cananeo vivía entonces en la tierra." Efectivamente, si observamos las ciudades cananeas encontramos que Jaffa ya existía como un importante puerto, se menciona en un escrito de 1470 a.C. del antiguo Egipto, glorificando la conquista por el faraón Tutmosis III, quien escondió guerreros armados en grandes cestas y luego las obsequió al gobernador cananeo de la ciudad. Desde el puerto de Jaffa, que es el núcleo fundacional de Tel Aviv (actual capital de Israel) hasta Siquem hay 33 millas. Posteriormente veremos importantes lugares de Israel conectados a Jaffa.
En Siquem, Abraham construyó un altar dedicado al Señor y siguió viajando hacia el sur por el desierto de Neguev hasta Egipto. Una vez allí los príncipes de Egipto codician a Sara. Tras el período pasado en Egipto, Abram, Sarai y su sobrino Lot, regresaron a Hai en Canaán. Las ruinas de la ciudad de Hai (Ai) se encuentran en el sitio arqueológico Et-Tell, si se mide desde ese lugar hasta Siquem la distancia es de 33.000 metros.
Allí vivieron durante algún tiempo, incrementándose sus rebaños, hasta que surgió la discordia entre los pastores de Abraham y los de Lot. Abraham entonces propuso a Lot que se separaran, permitiendo a Lot que eligiera en primer lugar. Lot escogió la fértil tierra al este del río Jordán y cerca de Sodoma y Gomorra, mientras que Abraham vivió en Canaán, trasladándose a Hebrón, donde construyó un altar al Señor. Excavaciones arqueológicas revelan restos de poderosas fortificaciones cananeas con Tel Rumeida como centro. Desde Tel Rumeida hasta el centro de Trípoli hay 330 kilómetros y Siquem queda alineada. Bajo esta línea también queda alineado el monte Tabor. El monte Tabor es muy importante tanto en la formación del reino de Israel como para el cristianismo ya que es el lugar de la transfiguración de Jesús. Allí se produjo la derrota de los cananeos dirigidos por Sísara a manos de los hebreos, bajo el liderazgo profético de Débora y el liderazgo militar de Barac.
Esto fue en una época posterior, pero si analizamos la ubicación en el contexto cananeo se observa que la cima del monte Tabor se encuentra a 66 millas náuticas del palacio presidencial de Damasco, ciudad de origen cananeo. Damasco es mencionado en el Génesis 14:15 como existente en el momento de la Guerra de los Reyes. Según el historiador judío del siglo I Flavio Josefo, en sus veinte volúmenes de Antigüedades judías, Damasco (junto con Traconite), fue fundada por Uz, hijo de Aram. Al pie del monte Tabor había un importante cruce de carreteras; la 'Via Maris', la antigua ruta comercial que unía Egipto con el norte de Siria, Anatolia y Mesopotamia, a lo largo de la costa mediterránea. La Via Maris pasaba por allí en su ramificación desde el valle de Jezreel hacia el norte hacia Damasco. Su ubicación en el cruce de carreteras y su posición elevada sobre su entorno le dieron al monte Tabor un valor estratégico y en su zona se desarrollaron guerras en diferentes épocas de la historia. A 66,6 del monte Tabor se encuentra Yavne-Yam, el único fondeadero capaz de proporcionar refugio a los barcos de navegación marítima entre Jaffa y el Sinaí. Además, este puerto se encuentra a 33 millas de la Explanada del Templo, lugar fundacional por excelencia. El monte Tabor ofrece más alineamientos; desde la cima hasta el centro de Tiro hay 66.600 metros, por lo tanto, el monte Tabor parece haber sido de gran importancia para Canaán ya que está conectado numerológicamente con cinco importantes ciudades, quizás por eso el nombre hebreo del Tabor 'תבור', se ha relacionado durante mucho tiempo con el nombre de "ombligo" ''טבור' ṭabbur. Posteriormente veremos más alineamientos en el monte Tabor.
Durante la época que Abraham vivió en Hebrón, Sarai, al ser estéril, ofreció su esclava Agar a Abraham. Agar concibió pronto y Sarai, celosa, trató a Agar duramente, forzándola a huir. Cuando está huyendo, en el desierto, el Señor se aparece a Agar y le dice: «Vuelve a tu señora y humíllate bajo su mano», pero prometiéndole que su hijo también será el padre de una «muchedumbre». Su hijo se llamó Ismael (que significa Dios me escucha), y es considerado el padre de los beduinos nómadas. Posteriormente veremos muchos alineamientos asociados a Ismael. Trece años más tarde, Sara, estéril hasta entonces y siendo Abraham de cien años de edad, concibió a Isaac.
Dios, para probar a Abraham, le solicitó que sacrificara a su hijo en el Monte Moriá (monte del Templo). Aunque destrozado por la pena, Abraham accedió al mandato, pero un enviado de Dios lo detuvo en el último momento, y le ordenó que sacrificara un cordero en su lugar. Este sacrificio ritual fue el origen de las prácticas sacrificiales llevadas a cabo en el Templo de Jerusalén durante la época del reino de Israel. Un rasgo recurrente de la historia de Abraham son los pactos entre él y Dios, que se reiteran y reafirman varias veces; esta es la forma en que la ingeniería social de la época de Sumeria relacionada con la vara y el aro, vista al principio de este capítulo, llegó al final de la era de Aries. La era de Tauro empezó hace más de 6.000 años, esta acabó hace unos 4.000 y empezó la de Aries, la cual acabó con la llegada de la era de Piscis hace unos 2.000 años. Actualmente nos encontramos entre la era de Piscis y la de Acuario. Por eso el dios toro Apis en Egipto es el hijo de Isis en su forma de vaca que fue fecundada por un rayo del Sol, más tarde con el fin de la era pasó de ser un dios solar y de la fertilidad a considerarse uno de los integrantes del panteón de dioses egipcios asociados con la muerte. Por eso en Creta surgió el mito del monstruo Minotauro cuando Minos se negó a sacrificar el Toro de Creta. En Canaán se adoraba a Baal y en India la vaca sagrada. La era de Aries llegó a su fin con Abraham como indica el sacrificio del cordero en lugar de su hijo, más tarde veremos a Moisés a los pies del monte Sinaí, enfadarse con su pueblo por la adoración al becerro de oro, resistiéndose al cambio de era que simbolizaba Moisés quien bajaba con las tablas en la mano, con el nuevo pacto para la nueva era. Veremos los alineamientos asociados a esto más adelante. En consecuencia, Cristo simboliza la siguiente era de Piscis.
Cuando a Abraham se le dice que abandone la ciudad de Ur Casdim, el Señor promete «Yo haré de ti un gran pueblo». En la tradición bíblica, el parto sobrenatural de Isaac fue un resultado del pacto que realizó Yavé con Abraham, y que selló la elección del pueblo judío como receptor de la ley divina; el símbolo tangible de ese pacto sería la circuncisión, cuyo nombre usual en hebreo, ברית מילה, brit milah, significa literalmente «pacto». Sin embargo el islam considera que el hijo que Abraham iba a sacrificar era en realidad su primogénito Ismael, fruto de la relación consentida por Sarai su esposa con la esclava egipcia Agar.
Ismael creció en el desierto de Parán al sur de Canaán, se casó con una egipcia, fundó Ismailia y fue padre de doce príncipes. Tuvo además una hija, que vino a ser esposa de Esaú (hijo de Isaac). Ismael e Isaac sepultaron juntos a su padre en un lugar que había sido comprado por Abraham según el Génesis, para enterrar a su mujer. En el primer apartado dedicado a Sumeria se dijo que Abraham está enterrado en la Tumba de los Patriarcas, en Hebrón, a 666 millas náuticas de la cima del monte Ararat. La Tumba de los Patriarcas se encuentra alineada este - oeste con Tel Rumeida, el núcleo fundacional de Hebrón, del que se encuentra a menos de un kilómetros por lo que el alineamiento mostrados entre Tel Rumeida, Siquem, el monte Tabor y Trípoli, se aplica del mismo modo a la Tumba de los Patriarcas. Si se observa el recorrido, la línea pasa también por el principal cementerio de Jerusalén, el Monte del Descanso.
Ismael murió a la edad de 137 años. Sus descendientes, los ismaelitas, se establecieron entre la frontera de Egipto y el golfo Pérsico. El profeta Mahoma registró que Ismael fue la cabeza de su genealogía. Según el islam, Ismael construyó con su padre Abraham La Meca. La Kaaba se encuentra a 666,6 millas náuticas del monte del Templo, el lugar donde Abraham sacrificó el cordero. Un capítulo posterior mostrará los alineamientos que se dan en La Meca.
Isaac contrajo matrimonio alrededor de los cuarenta años de edad; Rebeca hija de Betuel, hermana de Labán, fue la elegida. Rebeca tuvo, a los sesenta años, dos hijos mellizos: Esaú y Jacob. La preferencia de Isaac por Esaú, el primogénito, dio lugar al episodio del engaño de Jacob. En Génesis 27 se dice que Jacob compró a Esaú la primogenitura por un plato de lentejas un día que este llegó hambriento a casa. Tras un periodo de carencias, Isaac emigró y vivió en Beerseba, la tradición cuenta que está enterrado en la tumba de los patriarcas en Hebrón. El término hebreo אֱדוֹם (ʼĔḏôm) significa ‘rojo’ y según el Tanaj se aplica al color rojo del cabello de Esaú, hermano de Jacob. El relato bíblico menciona que "Edom" era un apodo de Esaú (nombre que significa ‘peludo’). Esaú se habría trasladado a la región que pasaría a llamarse Edom, concretamente al monte Seir (que también significa ‘peludo’), para convertirse en el patriarca de todo el pueblo edomita. Desde Edom, cuya capital fue Petra, hasta Beerseba, que es donde Isaac emigró, hay 66 millas náuticas.
Rebeca, dándose cuenta de antemano de las intenciones asesinas de Esaú por la pérdida de la primogenitura, llamó a Jacob y le aconsejó huir y que se buscara una esposa, enviándolo a Harran (el hogar de sus antepasados), donde su tío Labán. Por el camino, tuvo el episodio de la escalera de Jacob donde Dios le dijo que le daba la tierra que pisaba para él y su descendencia. El Génesis dice que salió de Beerseba hacia Harran pero no especifica el lugar donde ocurrió. En el apartado dedicado a las bases militares se vuelve a mostrar alineamientos relacionados con Beerseba.
Jacob también tuvo hijos con la hermana de Rebeca, Lea; Rubén, Simeón, Leví y Judá. Raquel, viendo que era incapaz de procrear un hijo, se puso celosa de su hermana Lea y pidió a Jacob que tuviera hijos con su criada, Bilha, para que ella pudiera tener un hijo a través de ella. Jacob hizo así, y Bilha dio a luz a Dan y Neftalí. Así, Lea entró en celos, y le pidió a Jacob que tuviera hijos también con su criada, Zilpa, quien dio a luz a Gad y Aser. Entonces, Lea volvió a ser fértil y dio a luz a Isacar, Zabulón y Dina. Dios se acordó luego de Raquel y al fin, le concedió dos hijos, José y Benjamín. Entonces Dios renombró a Jacob como Israel y sus doce hijos son las doce tribus de Israel.
Según el relato, José había nacido de Raquel, la esposa amada de Jacob y era el hijo preferido de su padre; sus hermanos, nacidos de Lea o de las concubinas de Jacob, lo envidiaban por eso, al punto de venderlo como esclavo. Fue llevado a Egipto donde, después de ser acusado injustamente de adulterio por su dueña, estuvo en prisión. Al interpretar un sueño profético del Faraón, fue liberado y elevado a la categoría de chaty. En tiempos de hambruna salvó al pueblo egipcio e hizo entrar en el país a su familia, perdonó a sus hermanos y les otorgó el país de Gosén, donde se convertirían en el pueblo de Israel. Sus hijos Efraín y Manasés, nacidos de la egipcia Asenat, constituyeron dos de las doce tribus de Israel, conocidas como Casa de José, que son las más importantes del Reino de Israel. José es visto entre los musulmanes como un profeta de Dios. Está enterrado en Siquem.
Según la tradición, cuando los judíos se multiplicaron el faraón tuvo miedo de perder su poder y quiso acabar con ellos. Una pareja de la tribu de Leví consiguió salvar a su recién nacido dejándolo en el Nilo. El bebé, el Moisés bíblico, fue rescatado por la hija del faraón y criado en la casa de éste como egipcio. Si se profundiza en el mito del propio Moisés, su abandono en un cesto en las aguas, es igual al mito sumerio de Sargón de Acad. El relato acadio de Sargón de Acad sobre sus propios orígenes dice: "Mi madre, la suma sacerdotisa, concibió; en secreto me dio a luz. Me puso en un cesto de juncos, con betún me selló la tapa. Me arrojó al río que se levantó sobre mí."
Un día, cuando Moisés había llegado a la edad adulta, mató a un egipcio que estaba golpeando a un hebreo. Moisés, para escapar de la pena de muerte del faraón, huyó a Madián (un país desértico al sur de Judá), donde se casó con Séfora. Dios se apareció a Moisés como una zarza ardiente, le reveló su nombre y le ordenó regresar a Egipto y sacar a su pueblo elegido (Israel) de la esclavitud y llevarlo a la tierra prometida (Canaán). Esto sucedió en el monte Sinaí, que se encuentra junto al monte Catalina, actualmente el punto extremo de mayor altitud de Egipto, como se ha visto en un apartado anterior. En ese apartado dedicado a Egipto vimos que tras la expulsión de los gobernantes hicsos, la dinastía XVIII consiguió asentarse en el poder. Algunos historiadores consideran que la liberación del pueblo judío en realidad fue la expulsión de los hicsos de Egipto.
Moisés es el profeta más importante para el judaísmo, liberador del pueblo hebreo y encargado por Dios de entregar la Ley escrita y, según los rabinos, la Ley oral. El 'Éxodo' narra la esclavitud de los hebreos en Egipto y su liberación a través del propio Moisés, quien los condujo hacia la tierra prometida. Volvió al monte Sinaí, donde escribió en piedra la Ley de Dios pero allí sucedió el episodio mencionado anteriormente relacionado con la adoración al becerro y el cambio de era. Moisés rompió las tablas y luego ordenó la eliminación de aquellos que habían adorado al becerro, es decir, a los que se resistieron al cambio de era. También escribió los diez mandamientos en unas nuevas tablas. Más tarde en el Monte Sinaí, Moisés y los ancianos hicieron un pacto, por el cual Israel se convertiría en el pueblo de Yahvéh, obedeciendo sus leyes, y Yahvéh sería su dios. En su acto final en el Sinaí, Dios le dio instrucciones a Moisés para el Tabernáculo, el santuario móvil por el cual viajaría con Israel a la tierra prometida. En el libro se explica cómo ha de ser el santuario que los judíos han de construir para su dios y se detalla ampliamente las medidas de cada uno de sus elementos. Este primer santuario es el Tabernáculo y no debe confundirse con el templo de Jerusalén construido posteriormente. Una de las unidades de medida utilizadas en las instrucciones escritas por Moisés para construir el Tabernáculo es el talento, que equivale a 33 kilogramos. Esto se puede comprobar en la versión más actualizada de la Biblia, la Nueva Versión Internacional (NVI), una traducción evangélica en inglés, español y portugués, traducida directamente de fuentes en hebreo, arameo y griego. En el capítulo 38, titulado 'El altar de los holocaustos', desde el versículo 25 al 28 se puede leer: "La plata entregada por los miembros de la comunidad contados en el censo llegó a tres toneladas y media, según la tasación oficial del santuario. Todos los mayores de veinte años de edad que fueron censados llegaron a un total de seiscientos tres mil quinientos cincuenta, y cada uno de ellos dio seis gramos de plata, según la tasación oficial del santuario. Tres mil trescientos kilos de plata se emplearon en las cien bases fundidas para el santuario y para la cortina, de modo que cada base pesaba treinta y tres kilos. La plata restante se empleó en hacer los ganchos para los postes y recubrir los capiteles de los postes, y para hacer sus empalmes."
A Moisés se le notificó dos veces que moriría antes de entrar a la tierra prometida. A orillas del río Jordán, a la vista de la tierra, Moisés reunió a las tribus, entregó las leyes de Dios por las que debían vivir en la tierra, cantó un cántico de alabanza y pronunció una bendición sobre el pueblo, y pasó su autoridad a Josué, bajo el cual poseerían la tierra. Entonces Moisés subió al Monte Nebo, contempló la tierra prometida que se extendía ante él y murió a la edad de ciento veinte años. El museo del monte Nebo, cuyo nombre es Al Hakaya Museum, tiene como objetivo promover la idea de hermandad entre religiones, donde las obras expuestas muestran pasajes a partir de la era del profeta Noé, y también sobre Moisés, Juan Bautista y Jesús. También hay un alto contenido de temas relacionados con las fuerzas armadas de Jordania, país al que pertenece el territorio del monte Nebo. El 20 de marzo de 2000, el Papa Juan Pablo II visitó el lugar durante su peregrinación a Tierra Santa. El Papa Benedicto XVI en 2009, pronunció un discurso y miró desde la cima de la montaña en dirección a Jerusalén como hiciera Moisés. Anteriormente se mostró Siquem (es mencionada 48 veces en la Biblia) conectada a Tell Jaffa, el núcleo fundacional de la Tel Aviv moderna, a Damasco y alineada entre Hebrón y Trípoli. Si se hace una línea desde Siquem hasta el museo Tale Heritage del monte Nebo ésta medirá 66.000 metros y si se mide desde este museo hasta Tel Rumeida, en el centro fundacional de Hebrón, la distancia es de 66.600 metros. Además, desde el monte Nebo hasta el monte Tabor hay 66 millas.
Según Josué 1:1, Dios designó a Josué para que sucediera a Moisés como líder de los israelitas, además de darle una bendición de invencibilidad durante su vida. La primera parte del libro de Josué cubre el período en que dirigió la conquista de Canaán. Una vez asentados en la tierra prometida, en Josué 8:30 dice: Josué construyó un altar al Señor, Dios de Israel en el monte Ebal, tal como Moisés, el siervo del Señor, había ordenado a los israelitas, como está escrito en el libro de la ley de Moisés. "Un altar de piedras sin cortar, en el que no se haya usado ninguna herramienta de hierro". El altar del monte Ebal, en las inmediaciones de Siquem, se encuentra a 333,3 millas náuticas del centro de Harran, lugar desde el que emigró Abraham y con él el pueblo hebreo.
La historia de la región ocupada más adelante por los reinos de Israel y Judá ofrece problemas particulares para el historiador moderno. Debido a la asociación de esta área con lo relatado en la Biblia, hay una tendencia a ver la historia del Levante mediterráneo desde una perspectiva casi puramente bíblica, prestando escasa atención al período posbíblico. Los estudios arqueológicos han tendido a verse a través del relato bíblico, haciendo difícil de entender la historia de esta importante zona dentro del contexto arqueológico de la totalidad del Oriente Medio. Las fechas exactas y las precisiones están en continuo debate, no hay acontecimientos bíblicos cuyo año exacto se pueda validar por fuentes externas antes del siglo IX a.C (coronación de Omrí, rey de Israel): todas las fechas anteriores son extrapolaciones.
Según la arqueología moderna, la antigua cultura israelita se desarrolló como una consecuencia de los cananeos. Dos estados israelitas relacionados conocidos como el Reino de Israel y el Reino de Judá habrían surgido en la región en la Edad del Hierro. Canaán en la Edad del Bronce Final era una sombra de lo que había sido siglos antes: muchas ciudades fueron abandonadas, otras se redujeron en tamaño y la población asentada total probablemente no superaba los cien mil habitantes. El asentamiento se concentró en ciudades a lo largo de la llanura costera ya lo largo de las principales rutas de comunicación; la zona montañosa central y septentrional que más tarde se convertiría en el reino bíblico de Israel estaba escasamente habitada aunque las cartas de los archivos egipcios indican que Jerusalén ya era una ciudad-estado cananea que reconocía el señorío egipcio. Política y culturalmente estuvo dominada por Egipto, cada ciudad bajo su propio gobernante, en constante desacuerdo con sus vecinos, y apelando a los egipcios para resolver sus diferencias. El Reino de Israel se consolidó como un importante poder regional en la primera mitad del siglo IX a. C, antes de caer ante el Imperio neoasirio en el 722 a.C, y el Reino de Judá comenzó a florecer en la segunda mitad del siglo IX a.C.
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