Meroe -Aksum

En el apartado dedicado al Imperio Nuevo de Egipto se ha hablado del reino de Kush en Nubia, cuyas capitales elegidas por la élite autóctona habían sido, primero Kerma y luego Meroe, llegando a ser ésta posteriormente un reino. Meroe fue conquistado en el siglo IV por el reino de Aksum, centralizado en el norte de Etiopía, con su capital en la ciudad de Aksum. Dista de Kerma, origen del reino de Nubia y por lo tanto de Kush, 666 millas y, análogo a lo que hemos visto en varios casos, también dista 66 millas del punto extremo de mayor altitud de Etiopía, el monte Ras Dejen.
Aksum, aún es la capital espiritual de Etiopía y en el centro de la ciudad se encuentra un campo de estelas donde predomina el obelisco de Axum de 24 metros, aunque existe otro, de 33 metros que es el mayor de todos y se encuentra roto, tirado en el suelo. En ese centro de poder que se localiza en Aksum se encuentra también la Iglesia de Santa María de Sión. La tradición afirma que esta iglesia fue fundada por Ezana, el primer rey aksumita que abrazó el cristianismo y por su tutor San Frumencio, un griego sirio-fenicio nacido en Tiro a quien se le atribuye ser el primer obispo de Aksum y la conversión al cristianismo de este reino. Según la tradición, Frumencio acompañaba a su tío en un viaje por el mar Rojo cuando la tripulación fue masacrada en su totalidad excepto Frumencio y su hermano que fueron llevados como esclavos ante el rey de Aksum. Los chicos ganaron pronto el favor del rey, quien los elevó a cargos de confianza y poco después de su muerte les concedió la libertad. La reina viuda, no obstante, los retuvo en la corte para que la asistieran en la educación del joven heredero, Ezana, y la administración del reino durante la menor edad del príncipe. Decidieron quedarse y utilizaron su influencia para extender el cristianismo. Esto es lo que cuenta la tradición. Frumencio es llamado en Etiopía Nuestro Padre de la Paz, Revelador de la Luz. Como veremos más adelante esta tradición es casi un calco de la que cuenta cómo se introdujo el cristianismo en Irlanda de la mano de San Patricio, San Finián de Clonard y los doce apóstoles irlandeses.

Abuna Aregawi (también llamado Za-Mikael Aragawi ) fue un monje del siglo V, quien según la tradición fundó el monasterio Debre Damo, encargado por el emperador Gebre Mesqel de Axum. Después de pasar doce años en la corte del rey de Axum, partió con su compañera, la monja Edna, para fundar Debre Damo. Es uno de los Nueve Santos de la Iglesia Ortodoxa Etíope que vinieron de varias partes del Imperio Romano hacia el 451. Los nueve santos fueron eruditos monjes que seguían la regla de San Pacomio (primera regla) y que revitalizaron el cristianismo en Etiopía y a quienes se atribuye la versión Ge'ez del Nuevo Testamento. Una vez más, el desarrollo del lenguaje converge con estos alineamientos.
El ge'ez es una lengua extinta perteneciente al grupo de lenguas semíticas meridionales, se hablaba en la Antigüedad en el Reino de Aksum, en el norte de la actual Etiopía. La Biblia fue traducida a este idioma en el siglo IV, y durante muchos siglos, después de que dejara de ser lengua viva usada en la comunicación cotidiana, continuó siendo el idioma oficial de la Corte Imperial de Etiopía.


El Kebra Nagast, Libro de la Gloria de los Reyes de Etiopía, es una crónica pretendidamente histórica de los reyes de Etiopía, que remonta su genealogía hasta Menelik I, hijo del Rey Salomón y de la Reina de Saba, y contiene una serie de tradiciones sobre la monarquía etíope. Es considerado por los cristianos etíopes, y posteriormente por el movimiento rastafari, como la continuación de la descendencia de Salomón, y la verdadera historia del origen de la dinastía salomónica en Etiopía, así como de la conversión de Etiopía al cristianismo. El Kebra Nagast cuenta que el Arca de la Alianza se encuentra en Santa María de Sión, en Aksum.
Según la leyenda, Dios junto con el Arcángel San Miguel, proporcionó una serpiente grande para ayudar a Aregawi a escalar el amba (montaña empinada), para que pudiera construir Debre Damo en Tigray. Debre Damo se encuentra a 66,6 kilómetros de Aksum. Alineado se encuentra el monasterio de Abba Pentalewon, fundado por Pentalewon, uno de los nueve santos etíopes.

Como veremos en los siguientes capítulos, la expansión del cristianismo por toda Europa seguirá esta misma forma de alinear los lugares sagrados, pero ahora quiero dilatar un poco la cronología en este capítulo para mostrar un claro ejemplo en Etiopía. Entre los siglos IV y VI d.C se construyó en Aksum el palacio Dungur, popularmente conocido como el palacio de la reina de Saba, fundadora de la dinastía Salomónica de Etiopía. En el siglo XX, Haile Selassie, figura definitoria en la historia moderna de Etiopía y miembro de la dinastía salomónica, quien trazó su linaje al emperador Menelik I, hijo de la reina de Saba y Salomón, construyó la iglesia de Kidane Mihret en un importante volcán llamado Zuqualla, exactamente a 333,3 millas náuticas del palacio de la reina de Saba en Aksum llamado Dungur. Sin embargo, el emperador etíope no fue el primero en construir un templo en ese lugar ya que la tradición de Etiopía cuenta que allí existió un monasterio fundado por San Mercurio, en todo caso el lugar seguramente es un lugar de peregrinaje ancestral. Pero además, esta iglesia dista 33 millas exactas del Palacio Nacional en Addis Abeba, capital moderna de Etiopía.
Hubo más miembros de la dinastía salomónica que se conectaron a este volcán además de los antiguos reyes de Aksum y los modernos emperadores de Etiopía; Amba Geshen es el nombre de una montaña al norte de Etiopía es una de las tres montañas donde la mayoría de los herederos varones del Emperador de Etiopía fueron internados, generalmente de por vida, debido a que era habitual que cuando el emperador etíope asumiera el trono, sus hermanos y otros parientes varones serían llevados a una prisión real, donde vivirían desde ese momento hasta que fallecieran o fueran llamados para convertirse en el nuevo emperador. Este lugar se encuentra a 333,3 kilómetros de los templos del volcán Zuqualla. Debido a que era una fortaleza natural, los emperadores también mantuvieron el tesoro imperial allí incluso después de que ya no fuera una prisión real. Thomas Pakenham señala que los etíopes contemporáneos creen que la Cruz Verdadera fue enterrada en la cima de Amba Geshen por Santa Elena de Constantinopla.

Para los cristianos, Lalibela es una de las ciudades más sagradas de Etiopía (sólo superada por Axum) y un centro de peregrinaje. Es famoso por las iglesias monolíticas excavadas en la roca, una de las más visitadas es Biet Giorgios, famosa por su forma de cruz. Biete Amanuel es una iglesia subterránea monolítica ortodoxa también excavada en la roca en Lalibela. El edificio fue construido durante el Reino de Axum y es posiblemente la antigua capilla real aksumita. Se encuentra a 66.000 metros de Amba Geshen.

La etnia fundadora de Mogadiscio y su posterior sultanato ha sido un tema de gran intriga en los estudios somalíes. IM Lewis creía que la ciudad fue fundada y gobernada por un consejo de familias árabes y persas, sin embargo, la referencia que IM Lewis recibió se remonta a un texto del siglo XIX llamado Kitab Al-Zunuj, que ha sido desacreditado por los estudiosos modernos como poco confiable y no histórico. Más importante aún, contradice las antiguas fuentes escritas orales y la evidencia arqueológica sobre las civilizaciones y comunidades preexistentes que florecieron en la costa somalí y que fueron los antepasados ​​de Mogadiscio y otras ciudades costeras. Por lo tanto, los "mitos" fundacionales persas y árabes se consideran una falsa reflexión colonialista obsoleta sobre la capacidad de los africanos para crear sus propios estados sofisticados. Ahora se ha aceptado ampliamente que ya existían comunidades en la costa somalí con dirigentes africanos locales, a quienes las familias árabes y persas tenían que pedir permiso para establecerse en sus ciudades. 
Esto es corroborado por el documento griego del siglo I d.C, el ‘Periplus del Mar Eritreo’, que detalla múltiples ciudades portuarias prósperas en la antigua Somalia, así como la identificación de la antigua Sarapion con la ciudad que más tarde se conocería como Mogadiscio. El puerto de Mogadiscio se encuentra a 660 millas del palacio Imperial de Addis Abeba. Esto es una muestra de que estos alineamientos conforman una red mundial del mismo modo que han conformado la Historia, en el caso de Etiopía, por su pasado conectado a Egipto mediante Sudán y su relación con el cristianismo es de gran importancia para identificar analogías que seguiremos viendo en la expansión del cristianismo por Europa.

Esta primera parte de la exposición hace un primer acercamiento al concepto de la 'vara y el aro' así como de la división del círculo en 360º, ambos son elementos que aún conservamos en la sociedad actual y que su evolución es rastreable al menos hasta lo que la ciencia considera el inicio de la civilización. En el apartado dedicado al Antiguo Egipto se observa ya un fenómeno que no dejará de desarrollarse nunca, la ordenación de los límites territoriales de forma armoniosa con los límites naturales de la orografía. También queda evidente el hecho de construir necrópolis conectadas a los puntos extremos del territorio, algo que se aplicará también a las ciudades en los siguientes apartados como el dedicado a Canaán. A partir del apartado de Asiria se observa el fenómeno de desdoblar el Estado fundando nuevos núcleos de poder conectados a su origen. Con esto surge la necesidad, por parte del Poder, de generar relatos que aglutinen el sentimiento de pertenencia a un grupo, leyendas fundacionales míticas, textos sagrados que se verán involucrados igualmente en estas geometrías numerológicas. La comprensión de la parte geográfica de estos relatos nos permite entender la distribución de los pueblos por el territorio, estos evolucionaron a culturas como la griega y la persa, la romana y la púnica que arrasarán con parte del orden anterior para reconstruir de nuevo, siempre condicionados de alguna manera por este orden numerológico, dejando capitales conectadas de diferentes formas, de modo que se han de extraer pautas y analogías. Surgen así nuevos focos civilizatorios, núcleos de poder casi global; en esta primera parte ha sido, por ejemplo Alejandría, junto con judaísmo y cristianismo han formado las raíces de la Europa que vemos bien entrado el siglo XX. En la segunda parte, la exposición se centra en esa evolución europea, y muestra que ya existía este orden numerológico antes de la llegada de los romanos, tanto en el sur, en la península ibérica como en el norte, en las islas británicas.

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